domingo, 11 de marzo de 2012

Let It Be.




Las cosas, varios días con el ordenador delante, sin inspiración para encauzar los pensamientos y de buenas a las doce de la noche de un domingo me viene el impulso. Estaba contenta, no me suelo acostar tan temprano, siempre hay algún capítulo de Dexter o algo parecido que ver, pero hoy tampoco será ese día en que duerma mis ocho horas como Dios manda.
Pero aún así ha sido un buen día tras un buen fin de semana, y eso que no me ubico. Me está costando esta vez. Ya sabéis algunos casi todos que vivo en Granada pero mi casa, mi hogar está a unos kilómetros, en San Juan del Puerto. Un pueblo de Huelva (y sí, lo comparto con Paco el artista de The López, un lujo). Lo que os decía, ha sido un buen día. ¿Lo mejor? encontrarme por una serie de circunstancias sola en un parque prematuramente verde incluso un poco floral tumbada con el sol de frente. Claro que no salgo de casa sin mi Ipod, porque aunque no lo creáis soy moderna, es compatible con la buena música de los años de papá y mamá y abuelo y abuela, incluso tengo whatsapp. Vamos, una cosa ya.
Y se me hizo irresistible adentrarme en la lista número tres, la más larga de todas, la recopilación más difícil y con más mimo que he hecho nunca. Hablo de una suculenta selección de temas Beatles. Probablemente la única que nunca quito, la modifico de vez en cuando según caprichos que me dan, pero poca cosa. Bueno Bob se va poco, pero el resto viene y va.
Ante semejante estampa se apetece lo que se apetece, si vas a la facultad, la cúal queda a una hora de camino, a las siete y media de la mañana andando te pones Come Together por decir alguna, pero hoy no.
Hubo un momento perfecto y sonaba Let It Be. Me acordé entonces de algo que leí acerca de la canción, de cómo una gran composición estaba manchada por una letra tan religiosa.....arggg, hay cada tonto suelto madre mía, es una joya y vosotros lo sabéis. Una muestra de cómo eran ellos en ese momento, en qué punto estaban y de cómo sus cabecitas privilegiadas, esas mismas que a algunos les parecen locas, estaban por encima de tantos y de tantas cosas.
Hay algo que digo mucho tanto en el blog como a mis amigos cuando me aguantan en mis momentos demasiado comunes y álgidos de paranoia musical, digo que siempre hay un antes y un después en todo. Puedes haber estado en un sitio mil veces y que pase a ser mágico desde esa última vez que te paraste en una esquina y observaste la ciudad de noche bañada por la luz de los edificios antiguos y los semáforos. Igual que puedes escuchar un disco, una canción mil veces y que pase a ser algo más, más mágica.
Hoy ha sido mi antes y mi después con Let It Be. Creía que eso ya había pasado, pero parece ser que pasa como lo que dicen del amor, que no sabes lo que es estar enamorado hasta que lo estás.
Parece una tontería, pero no hay que subestimar un momento así, es muy trascendental. En serio. Es algo que puede hacer que cambies algo dentro de ti, eso hace la música, entra y lo desbarajusta todo a su antojo. Qué bonito desbarajuste, pero qué desconcertante a veces.

Todo, absolutamente todo es exquisito, sublime en esta canción. Maldita sea, mientras suena  parece que les siento como si estuviera en un sueño, les escucho en directo y conversamos después de lo que encierra la canción, de las palabras de Mother Mary. Noto esa tensión. Me molesta ver a la juzgada Yoko en medio. Y más cosas.