viernes, 21 de septiembre de 2012

Warren Zevon y su última gran lección.



Ya nunca escribo, no porque no me apetezca, no porque no lo necesite. Es más bien cuestión de las personas que suelen leerme. He cometido ese error, dejar de hacerlo por mí y empezar a pensar en esas personas que precisamente me leían por mostrarme tal y como soy para bien o para mal.

No se si soy rara o normal en un mundo que se esconde de lo que realmente es. Mi amor platónico es Tom Petty y bailo salsa con Marc Anthony, me pirro por Annie Hall y voy al cine a ver Crepúsculo, mi libro es Cien Años de Soledad pero leo Harry Potter cuando me siento sola.Por eso lo respeto todo, porque nunca sé con lo que voy a soñar esta noche.

Y no iba a ir de esto, lo prometo. Pero es lo que os digo, salto de una cosa a otra escalando.

Haced caso a aquellos que os quieren aunque creáis que no llevan razón porque seguramente sea la única forma de no estar ciegos ante la vida y poder con todo.
¿Quién necesita un libro de autoayuda? yo no, para eso siempre he tenido la música, mi música es la vía de escape que elegí. Me aclara las ideas y me hace ver lo bella que es la vida la mayoría del tiempo.

The Wind de Warren Zevon.


Y gracias a quién me lo descubrió. Mil gracias.