viernes, 25 de mayo de 2012

Red Rose Speedway



Demostrado que un día puede cambiar en dos segundos. Bueno, puede hacerlo en uno.
Por lo general, y no exagero, según me levante a las siete de la mañana y me sienta así me va el día. El otro día me sentía The Who, hacía ya tiempo desde la última vez. Será porque son muy shining  sun.
El caso es que en cinco días he pasado de día The Band a día The Who a día Dylan a día The Who a día Dylan a día McCartney. McCartney, el equilibrio, la expansión.

Me es sumamente complicado escribir acerca de Él, me supone un reto directamente proporcional a su grandeza y a el significado que tiene en mi vida. Las ecuaciones no engañan, no lo digo yo, es ciencia.
En fin, que aprovecho que vengo de estar inesperadamente de cervezas (me he bebido pocas pero dado que casi siempre soy una chica sana me afectan un poquitín) para tener la osadía de escribir este post. Pero ahora llego ahí, porque ya sé lo que pensáis, ¿qué hace esta niña en casi finales tomándose una cerveza? Uy! qué inapropiado!

Mi vida como la de la mayoría se rige por una bendita y cansina rutina, me levanto a las siete de la mañana, recojo lo que haya por medio, desayuno, me preparo, hago tiempo para un poco de digestión y me voy al gimnasio a que Esther (sí, también mi compañera de Bruce) me destroce. Lo normal y habitual es que después de eso me duche y me vaya directa a clase dónde posiblemente sin más remedio me pase el resto del día a base de escuadra, cartabón y letras griegas.
También es lo normal que por muy agobiada que esté con temas de la facultad (o vete a saber) me lo guarde todo para mí, y también es lo normal que ella, Esther, que puede ser una de las personas que mejor me conoce  me mire y detecte lo que se me está pasando por la cabeza. No soy una persona dócil, pero cuando lo necesito me dejo llevar. Me ha llevado de ruta campestre y después unas cervezas fresquitas. Me ha devuelto el equilibrio, me siento McCartney, me siento con ganas, siento mi cabezonería en todo mi esplendor. Tanto que lo necesitaba contar, le voy a hacer a mi profesor de física el lunes la ponencia más espectacular vista en la UGR, le voy a hacer un Red Rose Speedeway.

Y oye! eso es tirar muy alto. Me parece uno de los mejores discos de la historia de la música,  espíritu rock&roll embotellado en esa elegancia y sello de profundidad en que, digámoslo claro, es indiscutible líder. Además Los Wings le siguen de cerca esperando a que él marque el ritmo secundado por su querida y esplendida Linda, qué guapa, qué maravillosa.
Son todas canciones himnos que nos transportan a un mundo corriente aunque mejor, donde los sentimientos dirigidos por la positividad se llevan la medalla de oro sin atravesar la barrera de una utopía que se escape a nuestro control. Un disco para el equilibrio, la verdad y todos los placeres mundanos que nos da la vida.

He tenido situaciones en que he pensado "mira que si ahora sonase Get On The Rigth Thing, sería la leche". Me sonrío a mí misma. Y en lo complicado, así de sencilla soy, con pensar cosas así se me pasan hasta los enfados.

Y así múltiples situaciones, os podría contar bastantes y lo haré, menos en las que suena en mi cabeza My Love y me viene una imagen de mí misma como si me estuviera viendo desde una azotea y ni siquiera sé por qué tengo que tener brazos ya que no sé ni dónde ponerlos, eso me lo guardo.









miércoles, 16 de mayo de 2012

Trabajando en mis sueños.



Bruce es un estado de la mente.
Eso escuché el otro día y ahora no hay quién me lo quite de la cabeza. Probablemente hace unos pocos días lo hubiera escuchado igual y no lo entendería, porque si no lo has tenido delante, si no has sentido la vibración de su voz haciendo que se te noten los latidos de tu corazón hasta en los dedos gordos de tus pies no puedes entenderlo.

En fin, que llegó la noticia de un nuevo disco de Bruce. Sale a la luz y llega la primera toma de contacto con el Wrecking Ball. Me choca. Me lo vuelvo a poner unas cuantas de veces más y me sigue chocando un poco. Cuando se hacen tantas cosas tan buenas es casi imposible llegar más alto, eso pensé para sobre todo aliviarme acerca de mi pensamiento del disco.

Y estoy en medio de la fantasía Lowe-Bilbao-Amistad y de ahí salgo con una entrada precisamente para la gira de ese disco por el que apostaba tan poco. Pero era Bruce Springsteen, ¡Bruce Springsteen! y tenía que verle, me moría de ganas.

Así que ahí estaba yo, en una cola innecesaria bajo 40 y algo más grados bebiendo agua calentona esperando hora tras hora. No voy a engañaros, se me hizo eterno, probablemente los minutos más lentos de toda mi vida. Pero por fin me dan mi pulsera para entrar en la zona más próxima al escenario y me quedo tranquila. Voy a vivir Bruce como hay que vivirlo ¿no, Lu? debajo del micrófono y dejándome llevar por Él.


El escenario era tremebundo, nunca había visto algo igual. Unas columnas de altavoces que....puff, presagiaban todo lo bueno.
Y lo bueno llego, la E-Street Band sale al escenario y seguidamente desaparece todo, la gente de tu alrededor, Sevilla e incluso tú mismo. Suena Bandlas. Increíble, le miro y veo esa expresión que cuántas veces habré visto antes en innumerables vídeos y fotos. Pero esta vez me está cantando a mí. Bruce Springsteen a Charo Montiel.



Y llega el nuevo disco, y te das cuenta de que sí que tiene esa fiereza que no le has visto en tu casa. Te das cuenta de que te encanta, de que corearás esas canciones muchos años y se las pondrás a tus hijos. Y es que la E-Street en directo es demasiado. Es mucha tela, pero mucha tela.

Lo eligió todo muy bien, dio un delicado repaso practicamente a toda su carrera. De The River eligió The Ties That Bind solamente que recuerde. De The Rising unas pocas más, My City Of Ruin, The Rising, Lonesome Day y se quedó a gusto con Waiting On A Sunny Day, ahí le tuvimos muy muy cerquita los Pacos, Esther y yo. Se paseó y se asentó enfrente nuestra dónde pudimos tocarle y dejar que nos cantara casi al oído. Fue una pasada, la verdad. Y siguiendo con el repertorio, un poco desordenado eso sí (no se le puede pedir más a mi memoria en estos tiempos que corren), llegamos a lo que eligió del Darkness. A parte de la que ya hemos dicho nos regaló Candy's Room y The Promise Land. De ésta última me acuerdo muy bien porque perteneció a lo que llamo el combo del concierto. Empieza The Promise Land sentí como cambió la atmósfera, todo el estadio enmudeció o al menos a mí me lo pareció. Su voz en ese momento pasó de rockandrollera a soulera total, y eso nos dejó literalmente tontos. Pero no, que no se queda ahí, hablaba de un combo porque tras un rápido conteo de los suyos empiezan a dar caña sus chicas del coro, todos dejan los instrumentos y se adelantan. Comienza Apollo Medley, un gospel para quitar el hipo. Sublime, majestuoso, probablemente lo más bello que he escuchado en mi vida. ÉL pletórico ante otro Clemons con una clara herencia de su tío en cuanto a haber nacido pegado a un saxofón. Ese momento fue inexplicable, así que no me pidáis más excepto que os termine de contar el gran combo. Pues el combo se compone de un trío de canciones, todas muy diferentes y que me hicieron sentir las tres unidas levitar. El remate fue Because The Night. Pero cómo puede ese hombre rasgar la voz así, cómo puede sobresalir ante un coro de voces negras casi sin esfuerzo, cómo puede hacer llorar a un estadio entero. Es incomprensible.Ahí me acordé de sólo dos personas, qué le voy a hacer, sólo de dos. Y apuesto que esas dos saben que hablo de ellos.

Qué os puedo decir, si todo el concierto fue literalmente perfecto, del Born To Run escogió la del mismo nombre, escogió She's The One (pensando en Lu, que la tenía cerquita pero no lo suficiente, muy muy especial) y escogió con la que cerró el concierto Tenth  Avenue Freeze Out.  Y del otro Born, del Born In The USA regaló Darlington County,Dancing In The Dark, Bobby Jean y por petición exquisita del público I'm Going Down. 
Más de tres horas de concierto en plenas facultades, queriendo a su público, mimándonos y dejándonos claro que ver a Springsteen hoy es ver a Springsteen puro y duro, sin tonterías y sin achaques. 

De verdad lo repito y lo reiteraré siempre que NUNCA creo que vuelva a ver algo parecido, qué magia, qué bestialidad, que elegancia, qué contradicción. Pero es lo que tiene el Boss, que lo tiene todo. Y una banda que miembro a miembro te deja alucinado.


BRUCE SPRINGSTEEN AND THE E-STREET BAND, WRECKING BALL TOUR. SEVILLA 13/MAYO/2012